"Además, de aquella relación extraía yo arteramente un placer inmoral, que sólo yo podía comprender. Mi inmoralidad era sutil, e incluso superaba los ordinarios vicios de nuestro mundo. Era como un exquisito veneno, era pura corrupción. Como la inmoralidad constituía la mismísima base y el primer principio de mi manera de ser, percibía un aroma de pecado secreto, verdaderamente corrupto en mi virtuoso comportamiento, en mi impecable relación con una mujer, en mi honorable conducta, en ser considerado hombre de altos principios."
三島 由紀夫

